El Darß es una península en el norte de Alemania, en el mar Báltico. Aulde y yo habíamos estado un par de veces por la costa del Báltico y siempre nos ha gustado mucho. Las playas son preciosas. Fina arena blanca y mucho espacio y poca gente. Ideal, verdad? Pues casi. De no ser por el tiempo… Si tienes suerte y hace sol y poco viento, es divino, pero si tienes mala suerte te puede pasar que te llueva una semana. No hay que olvidar que el el Báltico y no el Mediterráneo. Las vacaciones de S.S. eran relativamente tarde (mediados de Abril) con lo que decidimos arriesgarnos y alquilar una casita en Prerow.
Fuimos en coche (750km) con los niños y lo hicimos en una sola etapa. Los niños cooperaron bastante. Lo que hicimos fue parar cada 2 horas una media hora, para que todos tomáramos bien el aire y estiráramos las piernas. Funcionó. A Lucía se le hace el viaje un poco más cuesta arriba, sobre todo cuando no agarra el sueño, pero Ismael se entretiene mejor sólo.
Aquí tenéis un ejemplo de las playas…
como se puede ver, nada de aglomeraciones 😉
Si bien hacía buen tiempo (y tuvimos mucha suerte, no llovió durante el día ningún día, tan sólo un poco por las noches), tampoco estaba la cosa como para bañarse, como se puede ver por los atuentos de Aulde e Ismael… en cuanto soplaba un poco el viento se pelaba uno..
Nada más llegar nos alquilamos unas bicicletas y un remolque para los niños. Al ser todo tan plano, es muy fácil ir a todas partes en bici y si bien se nota el peso del remolque con los 25 kg de niños, salvo que aparezca alguna cuestilla, te da lo mismo. Es super recomendable, y los niños se lo pasan muy, pero que muy bien.
La casa estaba muy bien. Dos habitaciones (no muy grandes) con el tamaño justo para pasar una semana.. el salón y la cocina tenían unas buenas dimensiones. Lo único que no era demasiado optimo era que no había bañera. Tan sólo una ducha, y a estas edades no es tan sencillo duchar a los niños..por contra, tenían WiFi gratis.
Los días los empezabamos con tranquilidad. Parecía que incluso los niños dormían mejor que de habitud. Desayunábamos en plan «tranqui» y salíamos a eso de las 10:30-11:00 para la playa.
Como siempre había viento (era peor por las tardes) en realidad apenas nos quedábamos tiempo en la playa. Con unas dos horas nos valía.
En ese tiempo nos rebozábamos un poco en arena, hacíamos un par de agüjeros y nos dábamos un paseillo por la playa. Prueba de ello son estas fotos:
Como se ve en la primera foto Lucía seguía haciendo todo por andar, y de hecho hacía grandes progresos. He aquí un ejemplo de cómo lo intentaba:
Bueno, volvamos al tema del día a día. Tras volver a casa para comer, nos echábamos una siesta todos (y habéis leído bien, también los padres). Que gusto…. Por la tarde o bien nos ibámos con las bicis a dar una vuelta o bien nos quedábamos un rato jugando en el jardín comunal de la casa. Para cenar, pues algo sencillo y pronto a la cama. Lo cierto es que nos vinieron de perlas esos días para recargar un poco las pilas. Lo único es que todo lo que recargamos no nos duró demasiado a la vuelta a la rutina… que pena 😦
Tanbién dimos un paseo en barco por el «Bodden» que viene a ser una zona de aguas salobres típicas de algunos estuarios. Wikipedia opina sobre el tema:
Bodden son partes poco profundas del Mar Báltico que están rodeadas de tierra con sólo una muy estrecha conexión al mar. La salinidad es más baja que en el Mar Báltico a causa del agua pluvial que muchas veces desagua directamente en el Bodden.
y he aquí el Bodden…
Creo que esto empieza a bastar a la hora de dar una idea de lo que hicimos en las vacaciones… sumamente recomendable.
Podríamos hasta repertilo.
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